Bodegas Covinca consigue el sello ECO-PROWINE.

Nuestra historia

En la villa de Longares, un pueblo cerca de Zaragoza, un grupo de agricultores deciden unir sus viñas, su esfuerzo, sus conocimientos, amor y pasión por el vino. Así, en el año 1945 nace Bodegas Covinca, una cooperativa vitivinícola que pertenece a la Denominación de Origen Protegida Cariñena, que en el año 2020 cumplía 75 años de su fundación.

Durante generaciones dichos viticultores han transmitido el cariño por su tierra, practicando una agricultura tradicional, sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Bodegas Covinca aúna tradición e innovación en unos vinos que son nuestro orgullo y la representación de la historia, de la tierra y de todo un pueblo como Longares.

"Un vino de reyes"

Bodegón conjunto de vinos Terrai de Bodegas Covinca

Los primeros vestigios encontrados de la tradición vitivinícola de la zona datan del S.III A.C. cuando la nación Celtíbera ya bebía vino de la zona mezclado con miel, tradición mantenida por los primeros asentamientos romanos.

Escritos de 1415 demuestran que la lista preferente de alimentos de Fernando I de Aragón incluía “el vino de Cariñena y Longares, el queso de Peñafiel, los perniles pirenaicos o el trigo de Zaragoza”.

Pasearse por las viñas de la zona de Longares es vivir la historia y cultura de este pueblo. Viñas viejas cultivadas en vaso de más de 30 años que dan origen a Terrai.

La cultura

Históricamente ya se cultivaba la vid en la zona de Longares en el Siglo III a.C. Hay datadas actividades de pueblos celtiberos asentados que elaboraban vino que se consumía junto con miel para superar los fríos inviernos de la comarca.

En el siglo XIX, el ataque de filoxera en el sur de Francia, hace que los sureños de este país recurran a la zona de Cariñena buscando pies resistentes a la enfermedad para volver a replantar sus viñedos devastados. El origen del tren de conexión se debe a la alta demanda de injertos desde Francia, expandiéndose las variedades originarias de Aragón como la Garnacha o la Mazuela (Cariñena).

La variedad

La garnacha tinta es la variedad autóctona. Es un patrimonio único que con el proyecto Terrai queremos preservar y difundir. Ligada a Longares a lo largo de su historia ofrece la posibilidad de dar vinos diferentes gracias a los distintos Terroirs o Terruños que rodean a la villa.

96 hectáreas de garnacha de más de 30 años y una media de edad de 52, cultivadas en vaso a 600 metros de altitud.

El suelo

El terroir de la zona recoge sedimentos característicos de un antiguo torrente fluvial en el fondo del valle, mostrándose así parcelas con suelos de cantos rodados o cascajos.

En los niveles inferiores hay mezcla de arcillas y arena que hacen posible la existencia de una reserva hídrica única, y de gran importancia para estos viñedos de secano que sufren durante el año una baja pluviometría y una alta amplitud térmica entre el día y la noche.

En las zonas más altas y mesetas se ven betas de suelos más arcillosos debido a la erosión causada por el Cierzo.

Nuestra pepita de uva sostenible

La bodega ha ido actualizando sus instalaciones e introduciendo nuevas técnicas para supervisar y seleccionar los viñedos. No obstante, a la vez, su origen sigue guiando un modo de producción basado en la tradición familiar y el respeto por el campo y el entorno, practicando una agricultura sostenible.

En el término de Longares las variedades Garnacha y Cariñena han estado ligadas al suelo durante siglos. Sus viticultores han elevado estas uvas a la más alta expresión con Terrai. Con ellas han transmitido el cariño por su tierra durante generaciones, practicando una agricultura tradicional, sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

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