En Bodegas Aragonesas trabajamos la garnacha desde 1956 y la entendemos como una forma de vida. Por ello, valoramos, comprendemos y respetamos esta variedad desde hace siglos.
Nuestros antepasados recogieron este valioso e histórico legado. En consecuencia, las sucesivas generaciones lo hemos ido enriqueciendo hasta alcanzar los niveles más elevados de prestigio y reconocimiento. Es una parte fundamental de nuestro patrimonio, por lo que día a día nos esforzamos por seguir perfeccionando su cultivo y elaboración.
Nuestros viñedos son vigorosos y robustos. Adicionalmente, algunos de ellos son centenarios. En consecuencia, han arraigado con fuerza en esta tierra a pesar de la dureza de una climatología que, a su vez, les dota de una inconfundible calidad y personalidad.
Llevamos siglos cultivando con esmero nuestras viñas, por ello, atesorando una tradición vitivinícola incomparable. Nuestra reconocida garnacha convive con otras variedades, por ejemplo, syrah, tempranillo, o cabernet sauvignon. También merlot, moscatel de grano menudo, verdejo, chardonnay o macabeo.
Contamos con un equipo de expertos enólogos, maestros en la elaboración de nuestra afamada garnacha. Así mismo, también el equipo humano que integramos los diferentes departamentos de la bodega. Como resultado, conseguimos elaborar unos vinos de reconocido prestigio internacional.
Procedente de uvas, vendimiadas a mano, de viñedos muy antiguos cultivados por el sistema tradicional en vaso, con una producción menor a 1 kg por cepa. Crianza en barricas nuevas de roble francés en contacto con sus propias lías durante 4 meses.
Vino elaborado a partir de la variedad garnacha. Procedente de uvas de diferentes pagos buscando más complejidad y tipicidad. Viñedos de 40-50 años con una producción menor de 1 kg por cepa. Crianza en barricas nuevas de roble francés durante 9 meses.
Nuevo vino, obtenido de viñedos de garnacha, seleccionados entre los más viejos. Ubicados a 500 y 600 metros de altitud.
La permanencia en barrica es de 8 meses. En el Nabulé predominan los aromas a fruta fresca, es decir, con tonos de fresas silvestres.
En boca, este vino es refrescante, por ello, nos permite disfrutar de su largura.
En Bodegas Aragonesas, la sostenibilidad es esencial, por ello, es uno de los ejes fundamentales sobre los que se sostiene todo nuestro trabajo. De hecho, del viñedo a la botella, tratamos de cuidar al detalle todos los procesos, con el objetivo de ser un agente de cambio en lo que se refiere a sostenibilidad. También, priorizamos el respeto del medio ambiente, cuestión fundamental para nuestra materia prima. Por ello, entre las iniciativas que hemos llevado a cabo en Bodegas Aragonesas, con el objetivo de poder llegar a formar parte del Wineries for Climate Protection (WfCP), nos gustaría destacar:
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